Lamentamos profundamente la pérdida no sólo de un hermano salesiano, sino también de un buen profesor y una maravillosa persona.
Don Paco ha acompañado a lo largo de su vida a un buen número de jóvenes. Y hasta hace bien poco seguía acompañando a nuestros hijos e hijas en su educación vital.
Siempre nos quedará en el recuerdo su pasión por el baloncesto y su imborrable sonrisa salesiana. Con la confianza de que hoy estará en la mesa del señor, y aún así, con la tristeza de su pérdida, os mandamos un abrazo de corazón.
Hoy sí, su gancho llegará al cielo. DEP